miércoles, 24 de noviembre de 2010

SUERTE

- Aquí las deudas se pagan con la suerte - me dijo
Nunca he sido supersticiosa. En mi vida sólo he tenido dos vicios, uno de ellos, el riesgo.

El mensaje dejaba clara la imposibilidad de no presentarse, así que, me preparé para la que podía ser mi ultima oportunidad. Para la ocasión, zapatos de tacón de aguja, carmín color rubí y pestañas postizas.

Una vez sentada, cerré los ojos y presioné el cañón del revólver contra mi sien. 
Sólo fui capaz de recordar a mi madre y cerrar el puño de mi mano izquierda con todas mis fuerzas.
El tambor ya había girado sobre su eje aquella noche, así que, la suerte podía colocar en posición de disparo una recámara cargada o no.

Finalmente presioné el gatillo y ante la respuesta del silencio, mordí mis labios y me fui. 





lunes, 22 de noviembre de 2010

Paula

Sus manos son humildes, sencillas. Hace tiempo mecían mi cuna y después trenzaron mi largo pelo. 
Ahora, desgastadas por el imparable paso del tiempo, hacen y deshacen movimientos ya ancianos.
Los días han jugado en contra del brillo de su piel y empuñar la fuerza del ayer ha surcado en ellas muchos errores y aciertos. Con el hilo de la experiencia y el saber hacer ha cosido una gran familia y el amor eterno de una nieta. En blanco satén llevo su nombre conmigo.

sábado, 20 de noviembre de 2010

desde otra perspectiva

Me acomodo en la chaise longue color berenjena de su despacho. Con ambas manos compruebo pícaramente que mi falda años 70 y cintura de avispa está perfectamente bien colocada.
Él, mientras, comenta el pésimo tiempo que hace mirando hacia la calle y gradúa las láminas de las ventanas.
Como cada jueves toca sesión. Una hora en la que  yo le cuento mi vida y él intenta descifrar mi ADN , a la vez que, fija su mirada en mis piernas y se distrae persiguiendo la línea de la costura de mis medias, desde el tobillo hasta el punto en que se esconde bajo mi falda.


Cielo o Infierno

Me dijeron que cuando tocas fondo, sólo te queda empezar a subir.
Hoy me dejé llevar, me vestí de ánimo, me calcé de ilusión y puse un poco de brillo en la sonrisa de mi cara. 
Al llegar a lo más profundo de mi camino un hombre de aspecto no común me esperaba. 
Me explicó que aquel no era aún mi sitio y, al ver la sorpresa en mi cara, echó su brazo sobre mi hombro y acompañándome al camino de regreso, me prometió que volveríamos a vernos.
Hoy empecé a subir, hice un amigo. 

jueves, 18 de noviembre de 2010

tomar decisiones

- No puedes controlar lo que va a pasar - me dijo
Odio esa sensación, la de estar suspendida en el aire sin saber dónde voy a caer.
- Tu sólo sopesa las opciones y toma una decisión - añadió a la frase anterior

Cada situación es como un complejo laberinto con infinitas soluciones posibles, el conocimiento y la experiencia nos guían, pero a veces, es tan doloroso como evidente que has tomado la decisión equivocada.

Pero, si pudiésemos aprender de nuestros errores, volveríamos a esa bifurcación del camino y elegiríamos el otro lado, el bueno.

Hoy elegí la "no acción".

lunes, 15 de noviembre de 2010

aprovecha el momento

El aleteo sincronizado y constante de sus alas, fue el motivo que le despertó del estado absorto y casi autista en el que se había encerrado.

Los miles de pigmentos metalizados a la luz del sol, dibujaban un hilo de luz al trazar el recorrido de su vuelo.


Al dejar que posara sobre su mano, sintió la excelencia del que es protagonista del momento, pero al instante, volvió a ser víctima de lo efímero del tiempo.

jueves, 11 de noviembre de 2010

tu Todo por su Nada



Cuando sueño, es cuando más exacta y cierta es mi realidad.
Levantar en el aire edificios de gruesas y robustas paredes coloreadas, es tan sencillo, como esbozarlos a mano alzada bajo un cielo pintado de noche y repleto de puntos brillantes que dibujan estrellas.
Es tan fácil acercar mi mano y acariciar esas pequeñas nubes de algodón de azúcar que, en fila india, enumeran todos mis sueños... 
Pero cuando despierto, cuando abro los ojos y dejo entrar la luz, los rascacielos que
volaban en armonía se desploman en cascada formando una enorme pirámide de ruinas y polvo y, ante mis ojos, los astros candescentes se despintan dando paso a la Ausencia; esa señora de mirada incierta que, mediante trueque, te cambia "tu Todo" por "su Nada".


lunes, 8 de noviembre de 2010

(cap.1)

Odio los domingos por la tarde, mejor dicho, por la tarde noche, son un mal momento para tomar decisiones y eso después se nota en las consecuencias.

Sólo se me podía ocurrir a mí mudarme a una ciudad nueva y desconocida en invierno, sobretodo porque con seguridad, no encontraría otra cosa que calles desiertas cubiertas por un manto gris de esos que ahogan las almas. Me daba igual, ¿desde cuándo yo hacía caso a los consejos ?.

Llegué sobre las cinco de la tarde, soplaba un viento helado y pronto las nubes cubrirían el poco sol que resistía a marcharse.

De camino a casa, me dí cuenta de que ya me había fumado los últimos cigarrillos del último paquete que prometí comprar, todos los paquetes eran el último, un vicio difícil de controlar, así que, el primer bar que encontrara sería perfecto para comprar una nueva última cajetilla.

Al final de la calle y con un rótulo de luces intermitentes de colores, realmente horrible, había un pub.
Al acercarme a la puerta y a través de los cristales mi sorpresa fue ver lo sorprendentemente concurrido del lugar y no precisamente por juventud.
Tras la barra, un hombre de aspecto cansado y envejecido me hizo un gesto con el brazo como empujándome a entrar, parecía que intuyera la intención dubitativa de mi mente e insistió varias veces con el brazo.
Entré y tomé asiento en uno de los taburetes. El anciano, pausadamente, se acercó a mí, inclinó un poco la cabeza y con voz casi susurrante me dijo:

- llegas pronto, te estábamos esperando.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Instante

Y fue en aquel momento en el que decidí que de aquello tenia que escribir una historia. 
Justo en el preciso instante en que el reloj de la cuenta atrás marcaba los minutos y segundos que faltaban para el gran momento.
Justo en aquel punto, no antes, ni después, tuve la absoluta certeza de que aquella ocasión seria única e irrepetible.